A los 17 años, Héctor dejó la escuela después de que su familia perdiera casi todo. Su primer negocio, un club en el Bosque de Tarango en la Ciudad de México, no funcionó. Más tarde intentó invertir en bienes raíces en Tijuana, pero también fracasó. Inspirado por un gimnasio en San Diego, regresó a México y lanzó Sports World, la única empresa de fitness en América Latina que cotiza en la bolsa.

Consiguió financiamiento, incluso de Zague, pero se quedaron sin dinero antes de abrir. Continuaron, pero perdieron el control de la empresa durante una oferta pública inicial (IPO). Luego, le diagnosticaron cáncer. Tras recuperarse, fundó FITSI. Hoy en día, el negocio cuenta con 18 sucursales y está valorado en 70 millones de dólares.

“Cuanto más rápido fracases, mejor te va a ir,” dijo.

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“El ego es un monstruo gigante difícil de controlar. Pero una vez que lo logras, empiezas a rodearte de personas mejores que tú—porque aceptas que puedes aprender de quienes están a tu lado.”