El reconocimiento es el pilar de nuestra autoestima. Es en realidad una etapa de la vida, la cual es muy importante para desarrollar nuestra autoestima y seguridad en nosotros mismos. Los seres humanos somos seres sociales y necesitamos de la aprobación y respeto de nuestro entorno.
Desde niños buscamos esa aprobación de nuestros padres, ya que se trata de nuestro único círculo social. Más tarde, en la adolescencia, pasamos a buscar ese reconocimiento en nuestro círculo de amigos, por eso tendemos a vestir como ellos, hablar como ellos, cambiarnos el pelo o hacernos tatuajes que luego odiamos. Necesitamos sentirnos aceptados y valorados.
De hecho, las necesidades de reconocimiento y estima, están incluidas en la famosa pirámide de Maslow, justo después de nuestras necesidades básicas. Las necesidades de estima son aquellas que tienen que ver con el hecho de contar con el respeto de los demás y de uno mismo, la posibilidad de que otros depositen su confianza en nuestras manos y contar un un determinado estatus social.
Se hizo una encuesta que reveló que los empleados están más motivados por el reconocimiento y recompensas virtuales que los incentivos financieros: El 83% de los empleados consideran el reconocimiento más enriquecedor que el sueldo.
El sueldo es la compensación que obtenemos cada mes por las horas invertidas en nuestro trabajo, y realmente vamos a tenerlo en todos los lugares donde trabajamos. Sin embargo, el hecho de que se reconozca nuestro trabajo, se tengan en cuenta nuestras ideas o propuestas o en definitiva, el sentirnos valorados no es tan común y llega a ser muy gratificante.
¿Qué pasa cuando el reconocimiento se convierte en la única motivación de nuestras acciones?
A veces ocurre que buscamos tan obsesivamente una validación exterior que nos olvidamos de la motivación interior. Lo que esconde la búsqueda incansable de reconocimiento es una inseguridad o falta de autoestima. Como nosotros mismos no valoramos nuestro trabajo, necesitamos que otras personas lo hagan.
Todos creamos ciertas expectativas de vida que nos guían pero a muchos nos pasa que nuestras expectativas van de la mano con las que alguien nos dijo. Seguimos comparándonos con la persona además de nosotros, nuestros jefes, otras áreas ... simplemente creando ideas falsas de lo que será. Estas ideas falsas también crean ansiedad. Y La ansiedad es experimentar el fracaso de antemano.
No estamos disfrutando el trabajo, el proceso, aprendiendo de los demás. Estamos en una comparación diaria con otros para idealizar una vida irreal.
¿Y de dónde sacamos la idea de que la vida o el trabajo que la persona que está a nuestro lado es perfecta y la nuestra no? La palabra perfeccionismo viene del latín «perfectio» y se refiere a la "acción de dejar algo terminado".
Pero le dimos un segundo significado:
La actitud de la persona que tiende a buscar la perfección en lo que hace, mejorándolo indefinidamente sin decidir considerarlo nunca terminado.
La mayoría de nosotros somos conscientes de que la perfección no existe y que depende en gran medida de nuestras ideas sobre la perfección y lo perfecto.
A veces, la procrastinación aparece porque somos excesivamente perfeccionistas y tenemos mucho miedo de fracasar. Las personas demasiado autoexigentes se imponen un cierto estándar que es casi inalcanzable. Así, la presión para hacer frente a las obligaciones hace que las pospongan lo máximo posible.